miércoles, 3 de abril de 2013

Una batuta de excelencia El genial director interpretará hoy un audaz programa al frente de la Sinfónica Simón Bolívar, de Venezuela.

Gustavo Dudamel regresa hoy al Teatro Colón para un único concierto extraordinario con la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, que el músico dirige desde los 18 años y que es tal vez la mayor agrupación sinfónica latinoamericana, resultado del ambicioso plan musical y social ideado hace más de treinta años por José Antonio Abreu (plan que milagrosamente sobrevivió a los gobiernos del más distinto signo en Venezuela).
Dudamel nació en nació en la ciudad de Barquisimeto en 1981 y a los 4 años empezó a estudiar violín en el sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de su país. Durante muchos años fue concertino de la Orquesta Infantil, y en 1995 empezó a tomar clases de dirección orquestal.
En 2004 ganó el primer premio en el Concurso de Dirección Gustav Mahler realizado en Bamberg, Alemania, y a partir de entonces fue invitado a conducir las principales orquestas de Europa.
En 2009 sucedió a Esa-Pekka Salonen en la titularidad de la Filarmónica de Los Angeles, con la que en 2012 ganó un Grammy a la mejor interpretación orquestal por su versión de la Sinfonía N° 4 de Brahms. En noviembre de ese año, en ocasión de las celebraciones de su 70 aniversario, Daniel Barenboim lo invitó a dirigir la Filarmónica de la Scala de Milán. Dudamel dirigió el Concierto N° 1 de Brahms, con Barenboim como solista, además de una pieza sinfónica especialmente escrita para Barenboim por el anciano Elliott Carter, Dialogues II.
En la Argentina se lo oyó en 2005, cuando tuvo a su cargo la brillante apertura del Festival Argerich en el Luna Park, al frente de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolivar. Y en 2011 vino al Colón con la Sinfónica Simón Bolívar para dos programas, entre ellos una inolvidable Séptima sinfonía de Gustav Mahler.
El programa de hoy es bastante fuera de lo común. Finalmente el músico no hará laSinfonía Alpina de Richard Strauss que se había anunciado en un principio, inclinándose por una selección más audaz, que comprende La consagración de la Primavera de Stravinski y La noche de los mayas de Silvestre Revueltas, la música que el genial autor mexicano compuso en 1939 para una película de su compatriota Chano Urueta.
fuente:clarin.com Por Federico Monjeau. fmonjeau@clarin.com

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