jueves, 16 de abril de 2015

"Recibo inspiración de Dios" Música "Lindsey Stirling".La violinista y performer norteamericana habló con Clarín antes de tocar, hoy y mañana, por primera vez en Argentina.

"¿En serio? ¡Qué cool! ¡No lo puedo creer! ¿Pasa eso conmigo allá en Argentina?", vibra desde California Lindsey Stirling. La violinista que danza -al mismo tiempo que toca- con estudiados pasos de ballet sobre bases electrónicas, del pop y de videojuegos, se eleva con la mente al enterarse qué ocurrirá varias horas después de que esta noche, a las 20.30 horas, haya dado su primer show en el Teatro Opera.
Además, mañana a las 15.30 habrá una juntada de miembros delLindsey Stirling Club de Fans Argentina Oficial en el Obelisco "Qué bueno que haya gente convocándose por mi música. ¡Muchas gracias! -dice ella, y su voz llega con velocidad a este lado del teléfono-. Es bueno conocer Argentina y ver que ya tengo fanáticos. Pero no sé cómo responderán en los conciertos. Deseo con ansiedad que llegue esta noche".
Y sus fans, a modo de vigilia para el segundo show, también juntarán regalos y mañana a las 17 -según les dijeron- se los podrán dar en persona en el teatro. Una forma de renovar su fe en Stirling, a quien llaman "ángel". Ella seduce con sus frenéticas escalas de violín, envolviendo baladas y canciones de estilo new romantic, mientras va dando pasos de bailarina clásica. Su nivel explosivo (que a otros puede exasperar) también está en sus composiciones y en sus versiones de melodías de El Fantasma de la Ópera, de la serie Game of Thrones, de juegos de computadora como ZeldaPokemon, o de canciones de Michael Jackson y Rihanna. Incluso grabó un popurrí con melodías de la película -de Disney- Into the Woods. Allí pulsa el violín como una posesa, vestida como Caperucita Roja o emulando a varias princesas de cuentos infantiles. "Yo amo la música y las películas de Disney. ¿A quién podría no gustarles? El popurrí de Into the Woods permitió que se me conociera más en todos lados. Pero mi trabajo venía desde mucho antes."
Stirling comenzó a sonar en 2007 a través de su canal de YouTube "Lindseystomp": desde allí acostumbró a las audiencias del planeta a sus videos coreografiados de electrónica bailable. Su primer disco homónimo, de 2012, había incluido la pegadiza obra Crystallize, que recibió 111 millones de visitas en YouTube. El año pasado, Shatter me, el segundo, batió nuevos récords. Pero Stirling asegura que no pierde su norte. "Siento que tengo que trabajar y practicar un montón para lograr lo que quiero arriba de los escenarios. Ese es mi desafío siempre, tanto para ser una buena violinista como una bailarina interesante. Durante años estuve buscando mi propio estilo. Ante todo, trato de ser siempre un poco mejor", le asegura a Clarín.
¿Ya encontraste, al fin, ese estilo?
Sí, pero a la vez creo que uno tiene que poder reinventarse para encontrar algo novedoso. Yo no quiero hacer lo mismo de siempre. Quiero seguir forjando ese estilo para que crezca. Además, tengo la idea de comenzar a grabar mi tercer álbum en otoño, en los Estados Unidos. Como estoy casi todo el tiempo de gira por muchos países, o si no estoy haciendo nuevos videos musicales, voy a hacer el disco recién cuando logre parar un poco. En los conciertos tocás y bailás casi todo el tiempo.
¿Cómo te organizás en los escenarios para conservar y recuperar las energías?
Esa es una gran pregunta. Pero siento que todavía no lo descubrí del todo. Es cierto, mis espectáculos son muy extenuantes y me exigen una gran resistencia. Por eso busco un momento un poco más relajado para generar diversidad. Y para poder tener toda esa energía que necesito.
Tu biografía on-line dice que sos miembro activa de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¿Cuál es el mensaje que contiene tu música?
Cuando toco el violín trato de lograr distintos mensajes. A veces son más profundos y emocionales y espirituales, y otras tienen que ver con algo más cotidiano de mi vida. Pero todo es parte de lo mismo. Siento que recibo mucha inspiración de Dios. Me hace descubrirme a mí misma, en mi sonido, en mi arte. Podría decirse que toda mi música es un intento sistemático y constante de comunicarme con Dios. La música me conecta con fuerza con mi propia fe. fuente: clarin.com

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