viernes, 13 de diciembre de 2013

Mainetti-Angeleri: el sofisticado sonido de "Un puñado de tangos" El bandoneonista Pablo Mainetti y el guitarrista César Angeleri, recrean la rica tradición tanguera parida desde sus instrumentos gracias a “Un puñado de buenos tangos”, segundo disco de un dúo que explora aquella historia desde una sonoridad tan novedosa como exquisita y que llegará al Almagro Tango Club.

“Hay un trabajo que los dos hemos hecho por separado que tiene que ver con lograr una paleta de sonidos, una gran variedad tímbrica en cada instrumento. Un montón de estados y de procesos sonoros que cada uno tuvo de trabajar con la materia sonora”, describe Mainetti en charla con Télam.

En el entrepiso de un bar del barrio porteño de San Telmo, el bandoneonista luce tan convencido de la sonoridad de la dupla que arriesga que “si hubiéramos nacido en Escocia, tal vez nuestra música sería diferente pero el sonido no sería tan distinto”.
Desde la misma percepción, Angeleri comparte la radiografía de su compañero y destaca que “es muy difícil crear un sonido y sentir que tenemos un color”.

Para sumarle elementos a esa confluencia, Mainetti retoma la palabra y asegura que “lo que a mí me llama la atención es encontrar las afinidades que nos hacen llegar a los mismos lugares de mucha meticulosidad sin habérnoslo propuesto”.
“Trabajamos con acuerdos previos -detalla- pero sin una partitura que regule todo el discurso, sino que construimos ese universo segundo a segundo”.

Y el resultado de esa unión que en 2008 entregó “Complicidad”, ahora se expresa en “Un puñado de buenos tangos”, donde se rompe la búsqueda de un trabajo conceptual para, como apunta el guitarrista, “poner el eje en el repertorio y en nuestra relación con él”.

En “Un puñado…” la dupla relee piezas como “Malena”, “Qué noche”, “Recuerdo”, “Gallo ciego”, “Milonga triste” y “Sentimiento gaucho”, entre más, que difuminan los límites entre compositor e intérprete.

Al respecto, Pablo detalla que “elegir tangos ya probados, que nos gustan y que están en nuestra memoria afectiva y circulan por nuestras cabezas con sus versiones, es parte de lo interesante del proyecto”.

“Podríamos largarnos a escribir -abunda- pero no lo hacemos porque acá tenemos una vinculación más directa con el lenguaje y después porque nos permiten encontrar los elementos esenciales de este lenguaje y trabajar a partir de ellos”.

Al borde de un monólogo atrapante, añade que “este trabajo de sofistificación, refinamiento y determinismo tan preciso y trabajado con lupa, nos asegura una vinculación real y genuina con el género, un disfrute y la posibilidad de construir un discurso a partir de una idea anterior”.

Y analizando el papel que ambos despliegan a partir de esos clásicos, apunta que "aunque construimos la idea a partir de un discurso anterior, para mí, en los discos y en los conciertos, hacemos composiciones propias porque si bien el intérprete tiene que estar al servicio de la idea, en el dúo la idea se va construyendo en el momento”.

El cancionero registrado en la placa tuvo su estreno en un fascinante concierto de fines de noviembre en el Café Vinilo, pero antes tuvo un decisivo fogueo en la Expo Shangai de 2012 donde el binomio hizo 26 recitales en 30 días y, por ello, alguna vez pensó en denominar “Made in China” al disco.

“Esa experiencia nos sirvió mucho para probar y fortalecernos en una determinada sintonía y a la hora de tocar eso marca muchísimo y aparece en el resultado final”, asegura César.

En relación a la puesta de “Un puñado de buenos tangos”, que mañana desde las 21 tendrá una nueva muestra en Almagro Tango Club (Medrano 688, CABA), avisa que “se agrega repertorio del disco anterior con tangos que no queremos dejar de tocar como las versiones de `Los mareados´ y `La pulpera de Santa Lucía´ donde se explota mucho la sonoridad del dúo”.

Consultados acerca del presente de un género en el que trabajan hace más de 25 años, Mainetti sostiene que “ahora el tango exige una formación y empieza a perder parte de su característica de música popular porque pide músicos con una formación y que estén a la altura de cualquier compositor de cualquier música erudita”.

“Antes -se explaya- en la Argentina había un auditorio muy exigente y una gran cultura tanguera, pero hoy el tango es una lengua que se balbucea en todo el planeta y esa amplitud, sin embargo, exige que deba haber una mayor conciencia acerca de su historia”.

Por eso, desde el fueye arriesga que “el tango precisa de nuevos compositores y de nuevos intentos. Hay que buscar afuera y sobre todo adentro, conocer esta lengua, ser honesto y perseverante y después veremos”.

Angeleri complementa indicando que “lo que también tiene de bueno el tango es que te expone y por eso tenés que estudiarlo y  conocerlo”.

A partir de la guitarra, concluye que “el tango tiene tanto peso que se banca que le hagan cualquier cosa. El tiempo es la verdad y lo único que queda es tratar de hacer las cosas lo mejor posible y seriamente, porque es un género fuerte, pero el tiempo siempre limpia”. fuente:telam.com.ar

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