lunes, 2 de septiembre de 2013

"LA NUEVA ILUSIÓN" de "GUILLERMO CAMBLOR" TODO UN ÉXITO, VIERNES Y SÁBADO EN SALA CARLOS CARELA.

"LA NUEVA ILUSION"
una obra para reir y emocionarse. 
Viernes 20hs y Sàbados 21hs.
Elenco: 
CLARIBEL MEDINA, 
RUBEN STELLA, 
HECTOR CALORI Y 
JESSICA SCHULTZ - 
Direccion: JULIO BACCARO




COMENTARIOS LA NACIÓN.
El barrio va perdiendo su fisonomía frente a los nuevos perfiles que definen el progreso edilicio. Entre tantos bloques de colmenas humanas, aún perduran esas viejas construcciones que delatan con su presencia la existencia de un pasado añorado por las viejas generaciones. De la misma manera, aquellos habitantes se van extinguiendo entre tanta ambición económica que desplaza las ancestrales tradiciones y las costumbres de los que nos precedieron. Algunos personajes que compartieron vivencias sociales y que, en realidad, definieron la calidad y el aspecto del barrio persisten hoy en día, pero ocultos entre tanto cemento: el verdulero, el carnicero, el quiosquero y tantos otros. Uno de ellos es el gallego del bar que sostenía la vigilia de los bohemios, los murmullos apasionados de las parejitas y las penurias de los amargados noctámbulos.
Manolo, un personaje de melancólica ternura, entra en esta categoría. Su padre fue el dueño del bar La Ilusión y ahora que es su herencia lucha por sostener ese emblema sostenido con el sudor y el trabajo de sus padres y que se ve amenazado por el remate y por las ambiciones de su hermana. Sabe que la época obliga a un cambio permanente, pero él se empecina en rescatar ese ámbito ya deteriorado e insertarlo en una nueva realidad que le resulta intimidante. Está dispuesto a perderlo todo menos la esperanza de sostener aquello que está inserto en sus raíces familiares. En esta lucha, Manolo está respaldado por la nostalgia de otros tiempos y por el sentimiento que despierta en una audiencia que también está dispuesta a defender los valores que nos han definido como porteños.
Ésta es la intención del autor que presenta una obra que, si bien temáticamente puede resultar algo añeja, por el lenguaje y por los diálogos la instala certeramente en la actualidad. Con mucha habilidad permite que los personajes se definan con precisión por sus propias palabras, la misma habilidad que demuestra el director para ir delineando en los actores las características de los personajes.
Rubén Stella aprovecha hasta el máximo, aun con pequeños detalles, todas las puntas dramáticas, sin caer en demagogias, para dar vida a Manolo, con una fuerte carga emotiva.
Claribel Medina, como Dolly, la hermana descarriada que vuelve a reclamar una parte de su herencia, cuando en realidad lo que pretende es recuperar todo el entorno afectivo, el mismo que un día lejano abandonó para "comerse" el mundo y terminó devorada.
Héctor Calori, por su parte, está muy convincente en el papel de Tony, el chanta e inescrupuloso que siempre trata de sacar ventaja en cada ocasión que se le presenta.
Jessica Schultz, por su parte, crea un personaje entrañable en el papel de una eterna enamorada que, después de un frustrado matrimonio y dos hijos, trata de sostener el sueño de ese muchachote que dejó de lado su propia vida para acompañar a sus padres hasta el último momento.
Finalmente, la escenografía, la iluminación y el vestuario responden elocuentemente a la descripción de los personajes y a la estética de la pieza.

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