sábado, 10 de agosto de 2013

Carajo y Rata Blanca: dos generaciones pesadas se saludan Marcelo “Corvata” Corvalán (Carajo) y Walter Giardino (Rata Blanca) hablan del festival, del que son números principales. Hoy, de 12 a 12 horas, habrá puro rock metálico en el estadio Malvinas: de Heavysaurios, para niños, a bandas históricas y under. Por Eduardo Slusarczuk.

A esta altura, el festival de Vorterix Metal para Todos, cuya sexta edición arranca hoy al mediodía y se extenderá hasta la medianoche en el Malvinas Argentinas, es una cita anual ineludible para los amantes del género.
Sin embargo, tanto para Rata Blanca como para Carajo, dos de las bandas pesadas locales de mayor convocatoria, ésta será su primera vez, en una programación que reúne a cincuenta grupos del heavy metal argento.
“Creo que el festival es una iniciativa basada en un gusto musical particular, y Rata es una banda que tiene una visión de la música como una unidad. No separamos el metal del rock y el rock, de no sé qué. Entonces, muchas veces, en nuestra honesta posición de sentirnos artistas libres, incurrimos en situaciones que nos alejaban de esa raíz a veces un poco fundamentalista de los heavy metaleros”, ensaya Walter Giardino, guitarrista y líder de Rata, banda que transita sus 25 años, ante la pregunta de por qué recién ahora aparecen en la programación. Y completa: “Hay gente que lo entiende, y otra que no lo quiere entender y no lo entenderá nunca.”
Frente a él, Marcelo Corvata Corvalán, bajista y cantante del trío creado en 2001, asiente y agrega: “Carajo tampoco es una banda pura de metal, porque tenemos muchísimas influencias. Yo iba a ver a Rata Blanca -eran mis primeros recitales-, a JAF, a Hermética, a Pappo con los Widowmakers; y de todos aprendí algo. Después me gustó más el hardcore. Pero, como dice él, todo es música y todo suma. Por eso, que nos hayan invitado, nos halaga: porque quiere decir que nos quieren escuchar.”

Giardino: A veces la gente tiene preconceptos y se prohíbe cosas que quizás les terminarían gustando. Los prejuicios tienen esa consecuencia. Estas prejuzgando una situación que no sabés cómo es, pero que, al fin y al cabo después te das cuenta de que puede ser una nueva y buena experiencia. Lo importante es que la ideología no se coma la música. Cuando eso sucede, la música termina siendo una excusa. Y es al revés. En nuestro caso, la música es el epicentro de todo. 
Corvata: En ese sentido, ellos rompieron tabúes, al ir a locales de bailantas. Pero en realidad abrieron nuevos espacios, y no es que se dedicaron a tocar cumbia. Seguían haciendo su música. Y para nosotros, cruzarnos con bandas como Arbol, Las Pelotas o la Bersuit, en Cosquín, es una manera de que nos escuche gente que de otra manera no lo haría.

¿Y qué pasa con los “fundamentalistas” que se enojan con ese tipo de aperturas?

Giardino: Por lo general, se casan, tienen hijos y la mujer los caga a pedos. (Risas) Mientras nosotros seguimos acá, haciendo rock y tratando de tocar siempre mejor.
Corvata: Nosotros, por suerte, vivimos una época menos cerrada. En realidad, yo, que tengo 42, pertenezco a una generación que tiene hijos de 10 o 12 años, que comparten música con sus padres. Eso se ve en los recitales, con los pibes a caballito, y me preocupa. A veces empiezo a pedir algodón para protegerles los oídos. Total, la música ya les gusta. Eso ya está. 
Giardino: Antes, cuando éramos jóvenes, pedíamos algodón para curar las heridas. Ahora para curarle los oídos a los nenes. (Risas)

¿En qué medida la masividad que logró Rata tuvo que ver con ese cambio?

Giardino: Rata hizo que esto se hiciera grande y rentable. Al principio, cuando decíamos que hacíamos heavy, nadie nos quería dar ni un espacio. El heavy era romper todo; V8, Riff, toda esa subcultura basada en reacciones de frustración, que estaban cimentadas en algo que se entiende: yo lo veo como resistencia. Pero nunca voy a aceptar que alguien venga a pegar, a golpear, a romper, porque eso no es inteligente. No quiere decir que seamos chicos buenos. Nuestra seguridad eran amigos del Bajo Flores, que por las buenas, o no, ‘educaban’ a los que no entendían que estaban en un concierto.
Corvata: Nuestro flagelo, en cambio, son los que vienen a robar. Por esa razón también tenemos que mandar a amigos de confianza a mirar qué pasa. Los llamamos ‘los ángeles del pogo’.

¿Creen que el rock sigue siendo un espacio de resistencia?

Giardino: El rock nació para joder. Si no jode, no sirve.
Corvata: Y para mostrar que hay un camino diferente al que se trata de imponer.
Giardino: Haciéndolo con inteligencia. Sumando, y no restando. Desarrollando. No es la actitud del punk. El punk es lindo para verlo como algo que sucedió, pero hablamos de otra cosa.
Corvata: Lo que pasa es que hay que entender el origen de cada género. Es muy fácil agarrar dos acordes y protestar. 
Giardino: Cuando Johnny Rotten dijo que salían de gira por plata, se acabó. Todo lo anterior... fue.
Corvata: Los punks tenían su sentido en los ‘70, si eras un desempleado en Inglaterra, y la Corona te tenía que pagar. Entonces, qué mejor manera de resistir que decirle a la reina: “Fuck you. Pagame. Manteneme.” Pero si vos, ahora, te quedás drogado acá, sos un indigente más. Vas a quedarte drogado ahí y los políticos te dicen: “Bien, gracias, me hiciste el trabajo más fácil.” Entonces, hoy es punk construir, no destruir. Porque son ellos los que nos quieren destruir a nosotros, los que nos están ocultando información y nos están robando nuestro derecho a la educación y a la salud. Conozco bocha de punks que están ayudando, que son solidarios y están metidos en un montón de movidas. Porque el espíritu punk nunca semurió en ellos; pero se desarrolló.
Giardino: Es que se trata de eso. De desarrollar y de expandir. Nosotros estábamos en lo de (Marcelo) Tinelli, y estábamos expandiendo.
Esa fue otra de las cuestiones que les valió unas cuantas críticas. ¿Cómo lo veías vos, que eras público de Rata?
Corvata: Nunca lo vi mal. Nací en una familia laburadora, en Villa Crespo. Me crié jugando a la pelota en la calle, con el skate, la bici. Y un día, agarré el instrumento, me metí a tocar a aprender con un amigo, descubrimos el arte. Y la verdad es que si estaba haciendo zapping y aparecía Rata en el programa de Tinelli, me quedaba viendo porque veía al grupo. Y si hubieran estado en lo de Mirtha (Legrand), me iba a quedar escuchando. Para mí era buscar, en cuatro canales de aire, algo que me llamara la atención. Y las únicas posibilidades eran Música Total o Badía.
Giardino: Afuera tenías el show de Ed Sullivan, en el que tocaban los Beatles, los Doors, los Rolling Stones.

Como el de David Letterman, donde un día está Keith Richards, al otro Patti Smith. En definitiva, lo importante es qué es lo que mostrás, y popularizarlo. Sin embargo, la masividad no es algo común en el heavy de acá.

Giardino: Porque se separan en tribus. Como pasa en todos lados. Después, algunas tribus son más grandes o hacen más ruido que otras. En eso tiene que ver la información que se le da a la gente. Porque tenés al artista que junta 50 mil personas en un show y generan más que los que tocamos para 150 mil en un año. Son formas de hacer las cosas. Cada uno elige lo que quiere. A mí me gusta salir de gira, tocar todas las noches. No me gustaría tocar una o dos veces por año. No digo que esté bien ni que esté mal. Pero quiero decir que cuando uno habla de volúmenes, hagamos la cuenta a fin de año. Cuando tocás para diez mil un fin de semana, cinco mil al siguiente, ocho mil al otro, la suma da una cifra interesante. Pero pareciera que si no hacés ruido con grandilocuencia o que si no hay cuestiones extramusicales en el medio, no sirve. Antes era Tinelli el que disparaba una banda para que fuera popular, y hoy puede ser Casella. Yo no tengo problema, si sirve para que mañana vaya más gente a ver una banda.
Corvata: Creo que es un tema delicado. A mí me está pasando que muchos medios o muchas cosas de los medios me irritan. Y ahí es cuando lo entiendo al metalero que se enoja, porque lo que veo es que ahora el invitado no es más el protagonista. El protagonista es el conductor: Beto Casella, Tinelli o Santo Biasatti. No importa quién va. El chabón necesita hacer su show, y vos te tenés que adaptar. En cambio, en aquellos programas de los que hablábamos lo importante era ver al artista. Como nos pasó con Lalo (Mir), en el programa que conduce en Encuentro, donde la música recupera la importancia.
Giardino: Y cada uno ocupa su lugar.
Corvata: Es que la música es una herramienta.

¿Para qué?

Corvata: No sé para qué, pero es una herramienta.
Giardino: Para hacer el mundo mejor. No hay duda. La música es una de las cosas más hermosas que tiene la vida. Es la reina de las artes, con todo respeto por todas las artes.
Corvata: Es una de las primeras conexiones que tuvo el ser humano con lo espiritual, con Dios o como lo quieras llamar. Mueve los sentimientos, transmite y predispone el alma. Nosotros tenemos un sonido fuerte porque estos tiempos son así. Si hubiésemos nacido en otra época…
Giardino: Habrías tocado lo que tenías que tocar en ese momento.
Corvata: Pero siempre, como artistas, defendiendo la música, el arte.
Giardino: La música no miente nunca. Vos la escuchás y te está diciendo la verdad. Las letras te pueden mentir. Ahí, podés inventar. La música la vas a escuchar siempre como es.
Corvata: Muestra lo que hay dentro de uno. Ahora que reeditamos nuestro primer disco, al escucharlo de nuevo, nos pone en foco, y nos reencuentra con nosotros mismos, diez años después.

Ustedes no reeditaron su primer álbum, pero lo rescataron para tocarlo en vivo. ¿Con qué se encontraron al trabajar con ese material?

Giardino: Nos encontramos con esas canciones, que ahora las podemos tocar un poco mejor equipados, pasando por un par de lugares técnicos que ayudan. Y con el reflejo de nuestro entorno de ese momento. Porque sostengo que los artistas y nuestro entorno nos reflejamos mutuamente. Algunos elegimos o tratamos de tomar direcciones diferentes a esa influencia del afuera, y a veces las bandas son consecuencias de ese entorno, directamente. En este momento es muy normal, en la Argentina, que las bandas sean consecuencia de lo que está pasando. Eso hace que culturalmente estemos como una banda de afuera, en nuestro país. Fuera de ese sentimiento popular de “¡vamo’ todo’!’’

Como si se desdibujara la diferencia que existe entre el artista y el público.

Giardino: Sí. Y hay tipos a los que les va bárbaro con eso. Un tipo de una compañía te diría que eso está muy bien.
Corvata: Me parece que es importante saber que tener tenés una conexión con el público. Pero se transforma en una cosa muy hipócrita eso de “ey, somos todos lo mismo”, y se terminan muriendo 200 personas en un Cromañón. Terminás preguntándote dónde quedó la música; dónde quedó, realmente, el arte; qué va a buscar esa gente; qué es lo que vende la banda desde ahí arriba. Hoy, es muy importante revalorar la palabra arte. El arte, en griego era la búsqueda de la excelencia. Era como esa conexión del ser humano con esa preguntas que todos nos hacemos. Con  esa búsqueda espiritual de encontrar y trasmitir sensaciones; románticas, oscuras, alegres. La música lo transmite. No miente. Nosotros como artistas, intentamos hacerlo. Pero no sé si los medios y el entorno están realmente pendientes de ver eso. Es como que menosprecian el arte.

¿Se hace difícil seguir proponiendo algo mejor sin sentirse condicionado por ese contexto?

Giardino: No. La gente está ahí. Es como cuando vas a la cancha. El que juega está adentro. Vos podes gritar, putear, pero no podés hacer nada. El que gana el partido es el que está abajo. Y nosotros estamos. Lo importante es que los músicos que sí creemos en las cosas bien hechas, en el esfuerzo y en la música no paremos de hacer lo que hacemos.

Corvata: Y está bueno que la gente vea que hoy podemos estar así, con toda la facha,lookeados para la foto, pero sabiendo que te pasaste toda la noche, con 40 grados, mezclando y trabajando sobre un tema hasta que hasta que quede bien.

Eso termina siendo lo contracultural.

Giardino: Si yo me pongo a tuitear boludeces, seguro que voy a salir en algún lado. Cosa que no logro por tocar bien la guitarra (Este no es el caso). No digo que no salga esa parte, porque hay gente que lo lee. Pero ponele de lo otro, porque es la única forma de equilibrar la balanza, dándole al tipo la posibilidad de elegir. Hoy no hay opción de elección. Es mierda o mierda. Y el resultado es mierda, obviamente. Entonces, veo cómo se degradan las cosas, y no me gusta. Porque veo que las cosas se basan en una lo ideológico, pero con una ideología que ni siquiera es verdadera. Es una ideología del bla bla bla que no conduce a nada. Entonces, qué tiene que hacer el tipo que está haciendo bien las cosas. No entiendo cuáles son las reglas de juego. ¿Vamos a tomar merca juntos y somos amigos? ¿Vamos de gira juntos, somos amigos y ahí hablamos un par de cosas? O hacemos lobby, nos subimos al mainstream… ¿No podemos ser tipos normales? ¿No puedo ser un tipo un músico que sube al escenario y hace su trabajo? Parece que no. Y yo lo otro no lo voy a hacer nunca, porque no me sale.
Corvata: En nuestro caso, después de diez años, el mayor logro, más allá de seguir haciendo nuestra música, es haber armado un gran equipo de laburo. Se puede derrumbar todo, y nosotros vamos, te armamos un show y vas a escuchar sonar a Carajo como tiene que ser. Ahí siento que ese es nuestro mayor logro. Y ahí también esta nuestro rock. En subir al micro después del show, cerrar la baulera, saludarnos y decir “lo hicimos”. Y ahí nos tomamos la birra, el Fernet o lo que sea, hasta la próximo show. Porque podés ser Michael Jackson, pero si te falta eso, si no tenés a nadie al lado para compartir tu arte, está todo mal.

¿Cómo ven el panorama del metal? ¿Hay bandas nuevas que les hayan llamado la atención?

Corvata: A mí me gustan Mastifal, lo que viene haciendo Plan IV, lo que hizo Adrián Barilari como solista, los que hace Beto Zamarbide. Bueno, en verdad no son tan nuevos.
Giardino: Es lo que hay. El panorama que hay a la vista dice que se está retrasando el recambio generacional. De todos modos, siempre contesto que cuando aparezca la próxima banda, todos nos vamos a dar cuenta. Nadie va a poder hacer nada, y todo será de ellos.  fuente:clarin.com

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