sábado, 1 de junio de 2013

Y ahora, todos a bailar La banda de "Gustavo Santaolalla" presentó su álbum “Presente” en un vibrante concierto a sala llena.

A comienzos de este siglo, cuando aquello del tango electrónico comenzaba a ser tendencia en Europa de la mano de Gotan Project, miles de oídos intentaban hacerse a la idea de mezclar el tan mentado en la época chill out , con las aguerridas líneas con sabor a madera de nuestro gotán . El trabajo auditivo no fue fácil, pero las tendencias ayudaron a facilitarlo. Lo que le había pasado a la bossa nova unos años antes, ahora llegaba a la música del Río de La Plata.
¿Cuánto duraría el movimiento? ¿Sería sólo un fenómeno de importación? Con los años, las respuestas se diversificaron: algunos grupos no tienen gran peso en la escena aunque artesanalmente siguen dando muestras de vida y luego está Bajofondo; hoy, en el pico de su carrera.
El pasado viernes un Teatro Coliseo con todas las butacas ocupadas fue testigo de este momento cumbre. Con un show que comenzó tibio pero fue multiplicando virtudes a lo largo del repertorio, Bajofondo lo dio todo con desbordante energía. El impactante manejo de las partes visuales, los intensos arreglos gemelos entre el violinista Javier Casalla y el bandoneonista Martín Ferrés -de los cuales dependen los más profundos momentos musicales de Bajofondo- y el magnífico nivel del audio (épico el sonido del contrabajo de Gabriel Casacuberta) funcionaron como elementos cruciales: a los diez minutos de show la banda ya se había ganado la noche.
La actuación estuvo dividida en dos partes centrales con un intervalo de 15 minutos. La primera -en la que el nivel de los instrumentistas deslumbró-, volcada al costado más midtempo; el momento relajado y “volador” del repertorio. Con brillantes incursiones en el hip hop y el trip hop -aquel oscuro y aterciopelado género baluarte de los noventa-, fue -a nivel de percepción puramente musical- el momento más alto del concierto.
En ese contexto se distinguieron varias canciones incluidas en Presente - el último disco de Bajofondo-, como Sabelo, que lleva al hip hop de paseo por las callejuelas de alguna antigua ciudad y lo devuelve agrandado cual épica banda sonora de cine; Segundos afuera, que con su ritmo cruzado levantó el ambiente a todo viaje progresivo, y A repechaje, que liberó la influencia de la música negra norteamericana dando rienda suelta al buen gusto del tecladista Luciano Supervielle.
L legaría el intervalo con la promesa del líder Gustavo Santaolalla de que de allí en más el show se volvería más bailable. Y así fue. El público fue abandonando sus butacas para copar la parte más cercana al escenario y trasformar lo que era un show bueno para observar detalles con atención en una sesión de baile donde interactuaban banda y fans.
Claro está, el tenor musical de la noche cambió dando lugar plenamente a las canciones más “arriba” de la carrera del grupo. Los músicos se terminaron de soltar y disfrutaron tanto como los de abajo. Utilizaron su clásica dinámica de cambiar roles y aunque los resultados no hayan sido del todo felices, las condiciones ya estaban dadas: a bailar se había dicho. fuente. 

Por Adrián Mazzeo

 clarin.com

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