viernes, 10 de mayo de 2013

Un piano ágil y aireado. "Dejan Lazic".

Nacido en Croacia y formado en Salzburgo, el joven pianista Dejan Lazic debutó para la temporada del Mozarteum con un programa fuera de lo común, por no decir estrambótico para los estándares del recital pianístico: la primera mitad combinó piezas de Carl Philipp Emanuel Bach con la Suite op. 5 de Benjamin Britten; la segunda, sonatas de Domenico Sarlatti con piezas de Bela Bartok; un programa un tanto marginal, podría decirse, aunque no en virtud de una jerarquía de las obras, sino del armado en su conjunto, que entre otras cosas elude el gran repertorio clásico-romántico.
Tres piezas de Carl Philipp Emanuel Bach abrieron el programa (aquí se comenta el 2do ciclo). Lazic las unió prácticamente sin interrupciones, como si se tratase de una gran suite, para lo cual seleccionó tres composiciones en la misma ténica de Re (mayores las dos primeras, menor la tercera): Fantasía Wq 117 N° 14La Bohemer Wq N° 26, ySonata para cembalo a dos teclados Wq 69.
El enfoque de Lazic acerca al público autores u obras raras veces escuchadas en un recital de piano; es el caso de la música de Carl Philipp Emanuel Bach (segundo hijo del Kantor de Leipzig), como también de la suite de Britten, Holiday Diary, hermosísima evocación entre vivaz y melancólica de unas vacaciones en las playas del Mar del Norte.
En la segunda parte, Scarlatti y Bartok fueron intercalados. Lazic ejecutó, en este orden, las sonatas K. 9K. 430 y K. 135; las Seis danzas en ritmos búlgaros del Microcosmos 6; las sonatas K. 380K. 420 y K. 82, para cerrar con otra pequeña serie bartokiana: la Marcha fúnebre del juvenil poema sinfónico Kossuth y los Tres rondó sobre temas folclóricos eslovacos. Pero Lazic no sólo tiende a unir obras de un mismo autor, sino también obras separadas por casi dos siglos. Es así como después de las Seis danzas de Bartok retomó Scarlatti sin esperar los aplausos del público, para seguir con la forma continua hasta el final.
Bien mirado, el programa no es ecléctico. Cierta filosofía pianística liga las obras de estos cuatro autores: un piano apolíneo, ágil, aireado; de gran virtuosismo, pero no un virtuosismo de manos llenas, sino de extrema transparencia, y Dejan Lazic lo realiza de modo magistral. fuente:clarin.com.ar 

Por Federico Monjeau

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