viernes, 26 de septiembre de 2014

FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN Los filmes argentinos "Refugiado", de Lerman, y "La Salada", de Hsu, compiten por el premio Horizontes Las películas argentinas tuvieron una muy buena recepción del público que asistió a sus proyecciones en el 62do. Festival de Cine de San Sebastián, donde ambos compiten por el premio de la sección paralela Horizontes Latinos.

Declarada recientemente de interés cultural y estrenada en la Quincena de Realizadores del último Festival de Cannes, la nueva película de Lerman está protagonizada por Julieta Díaz y el niño Sebastián Molinero, y se erige como un impactante alegato en contra de la violencia de género contra las mujeres.

"Refugiado", que también competirá en la sección oficial del 23ro. Festival de Biarritz, viene de ganar el III Concurso Itamaraty para el Cine Sudamericano y narra el devenir de una mujer golpeada y su hijo de 7 años, obligados a huir de su casa a causa de la violencia doméstica de la que son víctimas y a deambular en busca de un lugar donde sentirse protegidos y amparados.

"Básicamente la película cuenta el viaje forzado de una madre y un hijo a raíz de una situación de violencia mientras buscan un refugio en dónde esconderse. También narra la desintegración de una pareja y de una familia a raíz de la violencia. Para mi es una road-movie urbana y doméstica", afirmó Lerman, que acaba de desempeñarse como jurado en el Festival de Venecia.

En diálogo con Télam, el cineasta dijo que no había pensado en hacer "Refugiado" hasta que la película lo encontró a él en 2010, cuando a pocos metros de su productora "un hombre disfrazado de viejo le disparó a su ex mujer, mientras dejaba a sus hijos en el colegio. El caso me conmovió muchísimo y seguí la evolución de la mujer, que se recuperó en el hospital y milagrosamente se salvó".

"Mi hijo tiene casi la edad del protagonista y si hay algo que me conmueve a partir de haber sido padre, es la mirada de pureza de los niños, ese lugar no contaminado por el mundo adulto desde dónde miran la realidad y desde dónde la construyen. Quería trabajar en esa mirada, en ese territorio inocente y desprejuiciado", agregó.

Otro elemento que lo llevó a filmar esta película fue, según indicó, algo que remite su propia historia: "Yo mismo fui un refugiado en una etapa de mi niñez de la cual tengo vagos recuerdos. Escapamos de mi casa junto con mis papás. Fue a causa de la dictadura militar que nos perseguía, algo que para mí era inexplicable, un miedo abstracto, un fuera de campo poderoso del que había que escapar y esconderse".

En relación al sorprendente trabajo actoral del niño protagonista, Lerman recordó que "cuando apareció Sebastián me cautivó inmediatamente su frescura, su naturalidad e imprevisibilidad. Esto era una cualidad, pero también un riesgo. Pero esta era una película de riesgo desde su concepción y hacia el riesgo fuimos".

"Para Julieta Díaz –añadió- esta película tuvo un desafío extra, ya que además de atender su trabajo, por momentos me ayudaba a conducir a Sebastián. Ella se involucró mucho con la temática y la investigación: juntos recorrimos refugios y conocimos mujeres víctimas de violencia. Creo que fue muy valiente de su parte el aceptar un personaje tan comprometido".

Por su parte, el debutante Juan Martín Hsu entró en la competencia por el Premio Horizontes con "La Salada", sólida ópera prima que había ganado el año pasado en San Sebastián el Premio Cine en Construcción y que luego fue estrenada en la competencia oficial del último Bafici.

En su primera película, Hsu toma a esa gigantesca feria comercial como contexto para describir las emociones y la situación de soledad y desarraigo que viven sus personajes, inmigrantes de países tan distantes como Corea, Taiwán y Bolivia que llegan al país a buscarse la vida.

Hijo de madre taiwanesa y padre chino, el argentino Hsu conoce de cerca las sensaciones de nostalgia y melancolía que sufren distintas generaciones de inmigrantes llegados a Buenos Aires por motivos personales o políticos, y que -tal como dice uno de los personajes en el filme- saben que "a la Argentina no hay quien la entienda, por lo que sólo queda aprender a quererla".

En un relato intenso y atractivo, Hsu se interna en el universo barroco del gran mercado informal llamado "La Salada" para abordar las vivencias de un taiwanés, un joven boliviano y un comerciante coreano y su hija.

"La Salada es el lugar que enmarca a todas estas historias y personajes. Es un espacio abrumador y absorbente, muy caótico, donde se mezclan culturas y formas de vida en un gran barroquismo, y para mí eso era ideal para que estas historia pudieran ocurrir", afirmó el cineasta en una entrevista con Télam.

Protagonizada por Yun Seon Kim, Chang Sun Kim, Ignacio Huang, Limbert Ticona y Paloma Contreras, "la película tiene como eje al desarraigo y todas las emociones que lo acompañan, como la soledad, la nostalgia y la melancolía", señaló Hsu.

De todas las historias de inmigrantes que ocurren a diario en la vida real en La Salada, Hsu eligió narrar sólo tres, una de las cuales es la de Huang, un joven taiwanés sensible y solitario que se gana la vida copiando DVD truchos de películas argentinas, a las que mira con mucha atención para intentar aprender el idioma y asimilar mejor la cultura local.

Otra de las historias es la de la joven coreana Yun Jin, quien ayuda a su padre en la administración de varios locales en La Salada y que, como parte de una generación de jóvenes llegados a la Argentina desde muy niños, se siente escindida entre la obligación de cumplir con ciertas tradiciones y la posibilidad de enamorarse e integrarse más vivamente a la sociedad local.

Por último, Hsu se inspira en la novela "Bolivia construcciones", de Sergio Di Nucci, para describir las vivencias de Bruno, un joven inexperto y naif que llega a Buenos Aires desde Bolivia para ganarse la vida, y pasa por distintos trabajos fuente: telam.com.ar

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