lunes, 26 de mayo de 2014

EL VIERNES "Tonolec" asume la plenitud de los "Cantos de la tierra sin mal" El dúo estrenará el viernes en la sala porteña del Opera una ambiciosa puesta para presentar las canciones de su flamante álbum doble “Cantos de la tierra sin mal” donde, según sostuvo Diego Pérez, la dupla que sostiene con Charo Bogarín profundiza “un trabajo casi antropológico en cinco comunidades mbya guaraní para mostrar la riqueza cultural y musical que hay allí”.

“La posibilidad de ir, conocer, aprender y ver cuál es el proceso compositivo también, nos permitió poder reflejar a las comunidades desde adentro”, destacó Pérez durante una charla con Télam.

En un tumultuoso mediodía en el tradicional Café Tortoni del centro de Buenos Aires, los artistas que sostienen Tonolec detallaron las motivaciones que desde 2001 los mueve a entablar puentes con las culturas de los pueblos originarios qom y guaraní.

“Establecimos un diálogo desde adentro hacia afuera y creo que está bueno el trabajo que hicimos ya como una raza argentina. Sintiendo y vibrando esta nueva identidad argentina que incluye a todas las razas, a todos los colores y en la que somos todas las etnias juntas”, apuntó Bogarín.

Consultada acerca del carácter del trabajo desplegado por Tonolec, indicó que “el trabajo nuestro era tomado como algo exótico porque hace 14 años las culturas originarias no estaban tan visibles como ahora y había una mirada colonizadora. Pero hoy los tiempos cambiaron desde las políticas de nuestros gobiernos nacionales y provinciales porque se hicieron eco de un sentir del tejido social argentino que pasa a nivel latinoamericano y mundial que es una necesidad de ser inclusivos”.

En el mismo sentido, su compañero puso el acento en el tipo de vínculo planteado y resaltó que “cuando nos acercamos por primera vez al coro qom nos dimos cuenta que tienen grandes riquezas culturales, de conocimiento, de formas de vida, pero nos retumbaba lo del afuera que dice que ellos son pobres, necesitan y eso implica llegar diciendo `te doy porque sé lo que vos necesitás`. Y la clave es el diálogo”.

El compositor y multi-instrumentista añadió que “a partir de ese diálogo, pudimos integrarnos y enriquecernos culturalmente. Nosotros íbamos a escuchar su música pero ellos también querían escucharnos”.

La intérprete ejemplificó al respecto que “no fuimos como turistas a sacarles fotos porque con Tonolec tenemos el arte y la música, un lenguaje poderoso que abre las cabezas y los corazones y que es más valioso, profundo y duradero que ir con dádivas pasajeras”.

Con ese bagaje hondo y estético, Tonolec llegó a “Cantos de la tierra sin mal”, un trabajo con interpretaciones en lengua qom, mbya guaraní y castellano que combina cantos ancestrales con composiciones propias y las participaciones de Teresa Parodi y Peteco Carabajal.

Para desplegar esa propuesta, la dupla estará el viernes desde las 21.30 en la sala de Corrientes 860 para proponer lo que la vocalista anunció como “casi una obra de teatro”.

“Haremos una fuerte jugada musical y artística para una puesta interdisciplinaria que no subestime a la gente, con escenografía en base a pinturas y animaciones (basadas en obras de Wen Tomada) a partir de dos cañones digtales de 15.000 lumen”, resaltó Charo.

El concierto sumará las participaciones del Coro de Niños de la comunidad mbya guaraní Yryapu, de Misiones, el  Coro de niños Qomi Qompi de la comunidad qom (toba) de Derqui, y el Coro de niños Color Humano de Mar de Plata.

La intérprete añadió que “cuando vos planteás un arte y no te quedás solo en lo musical, buscás un sonido, una voz, un qué decir; pero también cómo poner eso en el escenario para que el público sea parte de esa maravilla mágica de seres ancestrales”.

Al respecto, Diego aportó que esa “tierra sin mal” a la que alude la placa “es un concepto guaraní que nosotros sentimos muy amplio. Una especie de paraíso donde todo convive en armonía. Por eso la vertiente qom, guaraní y criolla conforman la esencia argentina y latioamericana en un cosmos donde todos convivimos en armonía integrándonos, potenciándonos, cada uno con su propia identidad sin tener que disfrazar nada”.

Desde esa concepción, ella aportó que “en una sociedad tan materialista, apresurada y globalizada, darse tiempo para madurar, para crecer, no es algo habitual y uno termina haciendo una música pasajera, pasatista en donde no hay más contenido que lo que uno siente y que, por eso, no puede universalizarse”.

“En cambio -se diferenció- cuando tenés una mirada reposada, eso cambia y remite a la mirada de los pueblos originarios que dice `no soy uno, somos todos` y que no tiene que ver con el canto único sino con el canto colectivo”. fuente:telam.com.ar

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