"Este trabajo es el resultado de cuatro años de compartir camino con los músicos Constanza Meinero y Raúl Trujillo, gente de gran sensibilidad y talento", lo define la intérprete.
En charla con Télam, Chucair añade que "no fue una búsqueda a priori desde un planteo si se quiere intelectual: fue sintonizar en la misma frecuencia y tácitamente acordar en los colores, en los climas, en las texturas de las canciones".
Con la pianista y también con Juan Nieva en guitarra y Andrés Cazón en percusión, y con Federico Pecchia como músico invitado, Claudia desembarcará en la peña palermitana.
El disco abre con un tema de Atahualpa Yupanqui, "El cielo está dentro de mí", y después se escucha "Luna de los guitarreros", de Chacho Muller; varias recopilaciones de Leda Valladares (entre las que brilla "La Canastita"), "Parte de mi alma" (Suma Paz-Oscar Alem), "Gatito e las penas" (Raúl Carnota) y la portentosa chacarera "Para cantar he nacido" (Bebe Ponti-Horacio Banegas).
En relación a esas coplas populares que pueblan el registro, destaca que "ocupan un lugar relevante porque tienen profundidad, sabiduría y simpleza".
Nacida en Ingeniero Jacobacci, en la meseta rionegrina, Chucair profundizó en el canto tras un paso por la danza, y luego de radicarse en Buenos Aires hace más de 15 años.
"Tengo una madre cantora y empecé a copiarla, como hacen todos los chicos con sus padres. Mi primera actuación fue a los 5 o 6 años, junto al profesor de guitarra que tenía en mi pueblo y durante un tiempo actué en los festivales que se hacían en mis pagos rionegrinos", evoca la cantante a Télam.
"Eso duró creo que hasta que tomé conciencia de la exposición que implicaba cantar y dejé de hacerlo: no hubo nadie que me convenciera de lo contrario", recuerda.
Pasados los años, se formó en el área de danza y bailes de folclore y tango. "Fui parte del Ballet Brandsen, la Comedia de la Provincia de Buenos Aires y diferentes producciones en las que se integraban el teatro y la danza. Hicimos -repasa- giras por Argentina, Brasil, Paraguay, Suecia, Noruega, Italia y Japón".
De la danza, Chucair pasó al canto: "Mientras bailaba, estudiaba también teatro, lo que me llevó a bucear más hacia adentro y poco a poco fue reapareciendo la cantora que tenía guardada, esperando", desliza.
Y la decisión halló un gran eco, ya que, comenta, "cuando me reencontré en ese lugar, decidí que era tiempo de explorarlo y busqué maestra. Por ese tiempo, había escuchado por primera vez a Melania Pérez. Averigüe dónde daba clases y allí fui.
Generosa y grande, Melania, me empujó a seguir por ese camino".
El estudio siguió con Liliana Parafioritti, y actualmente con Nora Faiman, "dos pilares para mí en esta tarea de cantar", dice Chucair, quien reconoce entre sus influencias a "cantoras que son referentes ineludibles, como Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Melania Pérez, Ella Fitzgerald, Chavela Vargas, Edith Rossetti".
Así llegó el primer trabajo discográfico, "Entre la tierra y el aire", editado en 2009, con dirección musical de Daniel Berardi. fuente:telam.com.ar
En charla con Télam, Chucair añade que "no fue una búsqueda a priori desde un planteo si se quiere intelectual: fue sintonizar en la misma frecuencia y tácitamente acordar en los colores, en los climas, en las texturas de las canciones".
Con la pianista y también con Juan Nieva en guitarra y Andrés Cazón en percusión, y con Federico Pecchia como músico invitado, Claudia desembarcará en la peña palermitana.
El disco abre con un tema de Atahualpa Yupanqui, "El cielo está dentro de mí", y después se escucha "Luna de los guitarreros", de Chacho Muller; varias recopilaciones de Leda Valladares (entre las que brilla "La Canastita"), "Parte de mi alma" (Suma Paz-Oscar Alem), "Gatito e las penas" (Raúl Carnota) y la portentosa chacarera "Para cantar he nacido" (Bebe Ponti-Horacio Banegas).
En relación a esas coplas populares que pueblan el registro, destaca que "ocupan un lugar relevante porque tienen profundidad, sabiduría y simpleza".
Nacida en Ingeniero Jacobacci, en la meseta rionegrina, Chucair profundizó en el canto tras un paso por la danza, y luego de radicarse en Buenos Aires hace más de 15 años.
"Tengo una madre cantora y empecé a copiarla, como hacen todos los chicos con sus padres. Mi primera actuación fue a los 5 o 6 años, junto al profesor de guitarra que tenía en mi pueblo y durante un tiempo actué en los festivales que se hacían en mis pagos rionegrinos", evoca la cantante a Télam.
"Eso duró creo que hasta que tomé conciencia de la exposición que implicaba cantar y dejé de hacerlo: no hubo nadie que me convenciera de lo contrario", recuerda.
Pasados los años, se formó en el área de danza y bailes de folclore y tango. "Fui parte del Ballet Brandsen, la Comedia de la Provincia de Buenos Aires y diferentes producciones en las que se integraban el teatro y la danza. Hicimos -repasa- giras por Argentina, Brasil, Paraguay, Suecia, Noruega, Italia y Japón".
De la danza, Chucair pasó al canto: "Mientras bailaba, estudiaba también teatro, lo que me llevó a bucear más hacia adentro y poco a poco fue reapareciendo la cantora que tenía guardada, esperando", desliza.
Y la decisión halló un gran eco, ya que, comenta, "cuando me reencontré en ese lugar, decidí que era tiempo de explorarlo y busqué maestra. Por ese tiempo, había escuchado por primera vez a Melania Pérez. Averigüe dónde daba clases y allí fui.
Generosa y grande, Melania, me empujó a seguir por ese camino".
El estudio siguió con Liliana Parafioritti, y actualmente con Nora Faiman, "dos pilares para mí en esta tarea de cantar", dice Chucair, quien reconoce entre sus influencias a "cantoras que son referentes ineludibles, como Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Melania Pérez, Ella Fitzgerald, Chavela Vargas, Edith Rossetti".
Así llegó el primer trabajo discográfico, "Entre la tierra y el aire", editado en 2009, con dirección musical de Daniel Berardi. fuente:telam.com.ar
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