jueves, 11 de abril de 2013

Memoria y utopías El músico popular presenta su nuevo CD, “Algún día”. Las Malvinas, el legado de su hijo, sus luchas, libros y pinturas.


Desde su intención, Algún día, el nuevo disco que Víctor Heredia presentará mañana en el Teatro Opera, pretende no olvidar las causas que oscurecieron nuestra historia, como Malvinas, el exterminio de los Pueblos Originarios y los desaparecidos, pero lejos de anclarse en esas heridas, pretende construir futuro. “La sensación que tengo es que ha pasado tanto tiempo desde los años iniciales hasta poder ver los primeros logros, que uno quisiera tener la oportunidad de ver concretadas una enorme cantidad de situaciones. Esta es una época muy especial para eso, con una serie de cosas que se han mancomunado para pensar que ese futuro que imaginamos nos encuentre abrazados. El poderosísimo hecho de la asunción de Francisco, señala esa posibilidad. De eso hablaAlgún día. No me olvido del Obispo Romero, del Padre Mugica, pero vale la pena buscar la conciliación, de otra manera no salimos”.
El tema Malvinas atraviesa el disco, y la letra es muy didáctica...

La vía diplomática siempre es la adecuada. Ha desnudado la actitud colonialista de Inglaterra. Y la letra es didáctica, porque se la escribí a mi hijo Camilo, que tiene 11, y un día que me preguntó por Malvinas y no supe qué decirle. Me dio mucha vergüenza, y esa tarde me puse a leer. Y le hice un cuento en una canción, por eso arranca con “Erase una vez”… Estamos en deuda con los chicos que fueron a la guerra de día, y los trajeron de noche, a escondidas.
¿Cómo te llevás con las otras ramas del arte que estás visitando, como la pintura y la literatura?

La pintura es un pasatiempo, un descanso, pero en la literatura sí me siento comprometido. Es como una asignatura pendiente. Mi viejo me dijo: “Hacé lo que quieras, pero colgame un diploma”, se lo quedé debiendo, pobre viejo.
Así como tu padre quería ese título, Lautaro, tu hijo, sigue tu camino. ¿Qué esperás vos de él?

Que sea feliz. Siempre les dije que tenían la posibilidad de elegir, y eso quedaba liberado a la vocación sincera de lo que cada uno decía que quería hacer. Confieso que no lo ayudé, porque sentí que si metía la nariz en su vida como músico, cometería el error más grande que puede cometer un padre, que es el de diseñar un camino desde la propia experiencia. Todo se construye desde el esfuerzo personal.
fuente:clarin.com Por Pedro Irigoyen pirigoyen@clarin.com

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