lunes, 3 de febrero de 2014

MAR DEL PLATA Nacha Guevara recreará canciones del Di Tella en el MAR Nacha Guevara estrenará el próximo fin de semana en la Plaza del MAR (Museo de Arte Contemporáneo de la provincia de Buenos Aires), el espectáculo “Las canciones que nunca volví a cantar”, basado en un repertorio que abrazó a fines de los `60 en el Instituto Di Tella, durante un tiempo que califica como “un momento extraordinario”.

 “La intención de este recital es refrescar los valores de la época pero no solamente cantando sino que hablo bastante y cuento cosas que vivimos, que pasaron, cómo trabajábamos, qué pasaba un poco en el contexto y alrededor”, adelanta Guevara.

Sobre el inmenso escenario montado al costado del MAR (Av. Camet y López de Gomara), Nacha supervisa las imágenes que se verán en la pantalla de fondo y acompañarán los dos shows gratuitos previstos para los días 7 y 8, a las 21, porque confiesa, “esto lo hago siempre con mucho esmero porque me gusta estar en cada detalle de cada cosa”.

Sin perder de vista esa tarea, la artista atiende a Télam a un costado del tablado y comenta que el par de conciertos con los que volverá a la ciudad donde nació hace 73 años “van a tratar de revivir esa actitud de juego que se tenía entonces”.

“Para nosotros -repasa- el asunto era hacerlo, no buscar resultados. Era hacer la experiencia, no hacerse ni rico ni famoso ni que te alabaran ni que te escupieran”.

“La intención de este recital es refrescar los valores de la época pero no solamente cantando sino que hablo bastante y cuento cosas que vivimos, que pasaron, cómo trabajábamos, qué pasaba un poco en el contexto"
En idéntico sentido añade que “sentíamos la necesidad imperiosa de expresarnos en un momento donde, además, convergieron muchas cosas que hicieron que eso se convirtiera en un movimiento”.

El Di Tella fue un centro de investigación cultural sin fines de lucro fundado el 22 de julio de 1958, ubicado en Florida 936 de la ciudad de Buenos Aires, que contaba con varias salas de exposición y un auditorio para 244 espectadores.

En ese ámbito, que recibió los embates de la dictadura hasta que el gobierno de facto de Onganía lo clausuró en 1970, surgió y se desarrolló una vanguardia artística integrada, entre más, por Antonio Berni, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello, Antonio Seguí, Clorindo Testa, Federico Manuel Peralta Ramos, Marta Minujín, Edgardo Giménez, León Ferrari, Roberto Jacoby y Nacha Guevara.

“Lo que estábamos haciendo era divertirnos y teníamos un espacio que lo permitía que era el Di Tella, que nos aglutinó. Eso fue lo fundamental y eso es lo que hizo un movimiento en el que todos nos alimentábamos de todo, si no hubiéramos sido un loco por acá, otro loco por allá”, recuerda.

Entre aquella evocación y la urgencia del presente por montar el espectáculo, la intérprete asegura que en el par de funciones previstas “a lo que aspiro es a recuperar un poquito del espíritu de esa época”.

“Y el contexto para este viaje al arte pop es muy bueno -celebra- porque además también está la respuesta que ha tenido este Museo que es el fenómeno de la temporada”.

Al respecto arriesga que “esa necesidad que está expresando la gente de volver a conectarse con lo que pasaba entonces y de ver cosas diferentes, también es un estímulo para reafirmar los valores de esa época y refrescarlos”.

Pasando de esa mirada general a sus propias sensaciones, Nacha asevera que “recién ahora estoy entrando en clima porque es una cosa que se ha hecho no con los tiempos con los que yo estoy acostumbrada, ya que los tiempos de elaboración son muy largos para mí”.

“Me ha tocado reaprender todo el material que no hacía desde hace 40 años y encontrarle la vuelta porque -subraya- lo que yo quiero justamente recuperar es la libertad con que lo hacíamos y cuando hablo de la libertad me refiero a la libertad interior y no a la de los derechos civiles, la libertad más difícil de lograr porque era esa cosa de hacerlo y hacerlo con toda frescura”.

En clave todavía más personal, agrega que “uno no es el mismo y es interesante para mí también volver a tocar esa parte mía porque la teníamos y sigue estando de alguna manera, pero me ayuda a refrescarme y eso es para uno y para los demás”.

Pese a semejante entusiasmo, la intérprete advierte que “no sé cómo van a pegar esas canciones aquí porque son muy locas y no sé si van a parecer que son demasiado raras todavía”.

“Hay una que es una receta de cocina, alguna sacada de un diccionario de sinónimos, y otra dedicada a un alcaucil. No sé qué va a pasar con ellas”, asume a cuento de un repertorio firmado por Jorge de la Vega, Boris Vian, Ernesto Schoó, Jorge Schussheim y Norman Briski, que incluye títulos como “Lamento indio”, “La doble cero”, “No hay que robar zapatos”, “Buenas tardes muchos quimbos”, “La mucamita” y “No se casen chicas”.

¿Siente que recuperar la impronta del Di Tella implica una batalla cultural ganada?

No. Es lo que llaman los ingleses la lima de tiempo, es el tiempo que necesitan ciertas cosas cuando son innovadoras y provocadoras, pero ahora eso es popular.

Lo que ahora hay que hacer es lo que no sea popular porque si no se estanca todo y nos quedamos ahí. Así que el desafío es otro.

¿“Las canciones que nunca volví a cantar” seguirán sonando?

Puede ser que a este espectáculo lo haga en otro lado o que el hacerlo me provoque enfocarme en otra cosa.
De hecho nos pusimos a pensar en hacer algo en conjunto con Edgardo “Gato” Giménez y con Marta Minujín en un espectáculo con la locura y la creatividad de aquel momento que está viva todavía. fuente:telam.com.ar

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