domingo, 26 de enero de 2014

Christian Basso: Pasajero en trance El ex bajista de La Portuaria y Charly editó “Espiritista”, donde Cerati aportó guitarras.

Poner el cuerpo: hacerlo bailar. Y poner la voz, sobre todo. Hace rato que Christian Basso dejó en claro que lo suyo excede el rol de bajista con el que se dio a conocer. Pero lo cierto es que, hasta ahora, más allá de las múltiples funciones en las que se fue desenvolviendo como solista, no se le daba por cantar. Los instrumentales y las voces invitadas, entonces, resolvían sus inquietudes. De ahí que su nuevo álbum, Espiritista, se desmarque de entrada. Y que resalte, en una trayectoria atravesada por las bandas sonoras y la world music , con su viraje de estilos: el rock como nervio del pop, la electrónica como recurso estético, y el ritmo que pone en trance.
“Es un disco que rompe con todo mi pasado como solista, es bien distinto. La búsqueda ya no pasa tanto por elevarse, sino lo contrario: bajar a la tierra, que el piso levante polvo, que la disco transpire poesía”, dice el ex La Portuaria, que se decidió por este giro el año pasado, después de viajar a Shanghái, China. “Cuando volví, me puse a componer: surgieron canciones, preguntas, sabores a futuro. Me dieron ganas de moverme, de mostrar lo que estaba haciendo. Sentí que se venía algo, y el puente hacia eso era un disco previo que ya estaba casi hecho, un disco que había tomado una entidad propia y parecía indicarme que era el momento de sacarlo. Ahí regrabé y remezclé cosas, además de incluir un tema nuevo.” El recorrido fue largo, con grabaciones que arrancaron en 2006 y que pasaron por dos productores (Pablo Chinen y Manu Schaller). De ahí se explica el desfile de colaboradores: Gustavo Cerati, Richard Coleman, Fernando Samalea, Tito Losavio, Diego Frenkel, Axel Krygier y Alejandro Terán, entre otros. “Es casi una bitácora de mi historia musical: están las personas con las que trabajé a lo largo de mi vida. Si uno ve la lista de invitados, de hecho, se podrían reconstruir las formaciones de Fricción, Clap, La Portuaria y Sexteto Irreal”, cuenta Basso, que también fue parte de Las Ligas de Charly García. Y agrega: “Cerati y Coleman grabaron guitarras en sus estudios: fue muy emocionante y un gran honor tenerlos involucrados en mis canciones. Samalea, además de grabar las baterías, me insistió tenazmente para que lo edite. La música no pide permiso, se impone”.
La paleta de sonidos de Espiritista se vale tanto de lo acústico (vientos, cuerdas) como de lo electrónico ( auto-tune , arpegiadores). Pero todo apunta a la misma propuesta: poner al oyente en una situación de “tribalismo primitivo”, ese “olvido del ser racional” al que -según el cantautor- se llega “a través del poder de la palabra y del groove ”. Hay una clara invitación al baile, a dejarse llevar. Y todo responde a una necesidad muy simple: divertirse, ya sea para paliar el aburrimiento (Mejor bailar) o porque mañana puede ser el final (Apocalipsis).
Basso, que en La Portuaria coescribió temas como Selva y El bar de la calle Rodney, se reencontró con el formato canción. “Siempre le di un lugar a la composición, pero en formas más libres”, reconoce. Y de eso dan cuenta sus discos anteriores: Profanía(2001), La Pentalpha (2004) y La música cura (2011). “Me encanta escribir canciones. Y descubrirme en ese proceso, ahora, fue lo que más me motivó. Pócima poderosa: letra y música juntas.” fuente:clarin.com 

Por Santiago Delucchi

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