domingo, 22 de diciembre de 2013

Magdalena y Lanata: La fórmula para 2014 Desde el 3 de febrero compartirán "Ella y él", un segmento en "Lanata sin filtro", el programa de Radio Mitre. Dicen admirarse y quieren debatir, más allá de coincidir o no. Creen que miran el mundo desde lugares parecidos.

La vista a través del enorme ventanal del departamento que da a Avenida del Libertador es más que generosa. En esa especie de pantalla gigante, el río, vagones que desafían el abandono y una autopista que parece estar a punto de ser fagocitada por una villa que crece y crece se disputan el primer plano.
Sin embargo, de este lado del vidrio nadie parece darle importancia al paisaje. Ni el fotógrafo, que busca “la mejor luz”, ni el dueño de casa, Jorge Lanata, que en el extremo más apartado de una larga mesa intercambia con Magdalena Ruiz Guiñazú opiniones cargadas -obviamente- de contenido político.
Anticipo casero de lo que a partir del 3 de febrero se convertirá en una rutina de la mañana de Radio Mitre, cuando comiencen a compartir parte de Lanata sin filtro.
“Vamos a hacer una sección fija de media hora, que a Magdalena se le ocurrió llamarElla y él, nombre que me pareció divertido. Ahí vamos a conversar sobre temas de actualidad y a hacer algunas entrevistas, nosotros solos”, cuenta Lanata. Y agrega que la idea es que el bloque tenga un horario fijo. “Para que la gente que la sigue a ella y no a nosotros sepa a qué hora prender la radio”, aclara.
El pase de Ruiz Guiñazú marca, además, el fin de su vínculo con radio Continental, que ya había insinuado hace un año. “Me convencieron de que siguiera porque se venía un año político interesante. Pero llevo 27 años levantándome a las cuatro de la mañana, y ya no quiero hacerlo más”, explica.
¿Cómo surgió la idea de hacer algo juntos?

Ruiz Guiñazú: Alguien lo sugirió, y a mí me pareció fascinante poder debatir con Jorge sobre un temario abierto. Coincidiendo o no.
Lanata: Ni me acuerdo cómo empezó la historia, pero sí que desde un principio me pareció bueno que Magdalena viniera a Mitre. Nunca trabajamos juntos, pero siempre tuve una mirada positiva de ella, y nos puede agregar cosas.
¿Qué tipo de cosas?

Lanata: Los dos miramos el mundo desde lugares parecidos. Pero cada uno de una manera diferente. Yo soy más guarango; ella es más educada. A lo mejor ella tiene un perfil más profesional a la hora de hacer radio, mientras yo, deliberadamente, tengo una impronta más antiprofesional. Lo que no quiere decir que no pueda tenerla; justamente porque conozco las reglas es que las puedo romper.
Ruiz Guiñazú: En ese sentido, desde sus inicios con Página 12, el estilo y la manera de trabajar de Jorge me pareció sobresaliente.
¿Le costó ceder el rol de conductora, después de tanto tiempo?

Ruiz Guiñazú: No, porque la idea me pareció excelente.
Lanata: Es un gesto supergeneroso, en una profesión en la que hay tanto ego por metro cuadrado y que está pasando por un momento de gran bajón profesional.
¿En qué sentido?

Lanata: En todos. Estamos ante una discusión ridícula sobre el ‘periodismo militante’, los pibes no reciben una buena formación, la información de los medios electrónicos no es buena. Partiendo de ahí, nosotros intentamos hacer un programa que genere noticias, cosa que casi no se hace en radio, donde hay mucho opinólogo y poco periodista. Y lo hacemos con un equipo en el que nos cagamos de risa, pero en el que también se generan fuertes discusiones.
Si todos pensaran lo mismo sería bastante poco interesante.

Lanata: Obvio. Pero lo loco es que el microclima -no el público- ve el debate como un problema de autoridad. Y es una pavada, porque yo laburo con la gente que quiero laburar. Y no estar de acuerdo es buenísimo. Es algo que aprendí como editor; rol en el que se hace difícil publicar algo con lo que no acordás. Te tenés que convencer a vos mismo de que tenés que publicarlo igual. Es un buen desafío.
¿En la radio es igual?

Lanata: No. La radio tiene un vértigo que te impide controlar todo. Tenés que estar preparado para cualquier cosa. Y está buenísimo. Al programa lo vas buscando mientras lo hacés. Y creo que nunca lo terminás de encontrar. En general, cuando lo encuentro, lo dejo, porque ya no me sorprende. No me pasa nada.
A un mes de las modificaciones en el gabinete, ¿notan algún cambio más allá de los nombres?

Ruiz Guiñazú: Me parece significativo que (Jorge) Capitanich haya retomado el diálogo con los corresponsales de la Casa Rosada. Alguien -no sé quién- entendió que es absurdo que, como en un régimen absolutista, los jefes de Gobierno no tengan contacto con quienes dan las noticias. O que tengan sus grupos de elite pagados con nuestros impuestos, dedicados a hacer chusmerío, en vez de periodismo, sobre quienes no pensamos como ellos.
Lanata: De mi parte, creo que cambiaron para que nada cambie.
Es importante saber que Capita- nich no es gobernador de Disneylandia. Es el gobernador del Chaco. Si no, parece que es Winston Churchill. Y es apenas un político profesional, que no dice nada y habla sin parar tratando de ocupar todos los espacios que puede. Hay que ver cuánto tiempo puede soportar el desgaste de enfrentarse con la realidad todo el tiempo. No veo que el gobierno esté haciendo algo para que la situación mejore. Entonces, tiendo a pensar que esto va para peor y que Capitanich es un fusible.
¿Lo ves de la misma manera?

Ruiz Guiñazú: Creo que no es que les guste cambiar, pero una aprende a leer los signos. Y parece que alguien percibió que la ciudadanía advierte que es un régimen autoritario. Y planteó algún cambio para lo que queda hasta 2015, que creo que es la etapa final del kirchnerismo.
¿Cuánto influye la profundización o la resolución de los problemas en el impacto que tienen programas como los que hacen ustedes?

Ruiz Guiñazú: Yo creo que en caso de que el Gobierno empezara a dar buenas señales, los oyentes estarían encantados de escucharlas y de repasar otros temas.
Lanata: A mí me encantaría que pasen cosas buenas. Eso va más allá de mi laburo. Lo que sucedió es que nuestros programas -sobre todo el año pasado- fueron tomados como catalizadores del mal humor social. Pero eso no es algo que uno busque; no lo elegís. Este año, en cambio, esa bronca fue capitalizada por los partidos políticos, para las elecciones. La cagada es que no hayan aprovechado el triunfo electoral. Pero eso no depende de nosotros. fuente:clarin.com  

Por Eduardo Slusarczuk

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