jueves, 20 de junio de 2013

Demi Lovato: placeres culposos y buenos augurios Sin ser una gran sorpresa, la estrella teen deja un grato sabor con su último disco, Demi. Todavía a mitad de camino entre una chica Disney y una cantante madura, muestra voz y sentimientos por encima de los clichés.

Es difícil evitar el prejuicio con Demi Lovato y su nuevo disco, con un título tan personalísimo como Demi. Algunos clichés de chica Disney tratando de sobrevivir afuera de la compañía del ratón, estribillos calculados al milímetro por un batallón de productores, bastante autotune y una despareja colección de canciones pop. Pero es refrescante percibir cómo se resquebraja el prejuicio a lo largo del disco. Hay en Lovato una pasión genuina y garra. Y sin ser una gran sorpresa, Demi deja buenos augurios.
Probablemente, el valor de la ex Camp Rock esté en la capacidad de transmitir, sin sobreactuar, una mezcla de fragilidad y autosuficiencia juvenil. Después de problemas psíquicos, algún desorden alimenticio y una precoz internación de rehabilitación, Demi Lovato logra imponer su voz a través de toda la parafernalia que incluye una producción de este tipo.
Demi no es un disco de resurrección, después de esos vaivenes. Ese fue Unbroken, de 2011. Tampoco es un disco de madurez, algo inverosímil porque la cantante tiene 20 años y un público ad hoc. Pero el nuevo disco funciona correctamente como piedra basal para una carrera que se presume larga.
Lovato canta desde el vamos al límite de sus posibilidades, que no son las de Christina Aguilera, pero no mucho menos. "Heart attack", en el que avisa que quiere "mantener las defensas arriba", y "Made in USA", los dos primeros cortes, son himnos de pop intercambiables de voz (¿alguien dijo Kelly Clarkson?), pero a la estrella se le va la vida en darles frescura, y se nota.
"Two pieces", donde mezcla algo de folk sureño con un estribillo alto como un muro, es un punto alto, con un dramatismo adolescente encantador. También "In case", con Lovato desnuda ante el piano y un trasfondo perturbador, en forma de mensaje a un padre ausente. Una catarsis autobiográfica que ya había probado en "For the love of a daughter", de Unbroken.
Si Demi no termina siendo puro disfrute es por algunos problemas de identidad. "Neon lights" le toma prestado arreglos y fraseo a Nicki Minaj, y a Lovato no le queda del todo bien. En la misma línea, "Fire starter" suena a un intento algo descarado de montarse como coda del exitazo del "Fireworks" de Katy Perry.
Otro problema son los tramos demasiado aniñados, como si faltara levantar algunas anclas en la playa Disney. Se nota en "Without the love" o "Nightingale", una balada empalagosa con sus mil cuerdas donde Lovato se pasa de rosca pidiendo que un ruiseñor le cante hasta dormirse. En fin...
La contraposición es "Should'nt come back", el único momento en el que la estrellita baja los decibeles, mostrando que se puede integrar a un entorno acústico e intimista. Y en "Something that we're not", probablemente la mejor canción del disco: country pop efervescente, coro ganchero y una dosis de dulzura que deja a Taylor Swift como una nena desabrida. Deja cierto sabor a placer culposo, sí, pero calma: esta niña se convertirá en el placer, culposo o no, de muchos. fuente: clarin.com 

Por Guillermo dos Santos Coelho

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