martes, 24 de marzo de 2015

Los curiosos instrumentos de la Orquesta de Objetos del cordobés "Diego Clark" El proyecto de Diego Clark se muestra en vivo todos los miércoles en Cocina de Culturas. Todo suena en el mundo de los materiales de construcción. Aquí cuenta cómo se gestó.

Una sierrita de corte en desuso. Una llanta descartada o perdida por algún automovilista distraído. Una bombita de luz. Muchas bombitas de luz. Una plancha de aluminio. Cualquier objeto puede hacer música en la Orquesta de Objetos, con un grupo de sujetos detrás de esos instrumentos originales nacidos de cosas que tenían una función en este mundo pero fueron convertidos en otra muy distinta a través de la simple idea de juego.
Todos los miércoles, a las 21, Cocina de Culturas (Julio A. Roca 491) se convierte en algo parecido a un taller. Allí, comandados por el músico cordobés Diego Clark, la Obra en construcción es una puesta original y divertida en la que los objetos menos pensados se transforman en instrumentos para crear sonidos.

“En realidad, es una orquesta de objetos básicamente reciclados que he ido juntando con los años. Nacieron desde llantas de autos, patinetas rotas o cualquier otra cosa, y yo las he revalorizado y le he puesto una carga estética y musical”, dice Clark, el “maestro mayor de obras” que acaba de vaciar su living–depósito de su casa decidido a mostrar sus locuras.

La Orquesta suma al elenco estable a Manuel Pelliza como maestro albañil, Santiago López como armador; Matías Romero en la mampostería y la parte electrónica de Leandro Ramallo, con el revoque fino.
Clark encabeza el proyecto atípico, en el que se montan distintas texturas sonoras y rítmicas, diseñadas a partir de la interacción con objetos sonoros armados de materiales afines a la construcción, la ferretería, la electricidad.
“Recién los empecé a mostrar este año porque son muchos objetos, incómodos de llevar”, reconoce Diego.
Durante la semana, en Cocina de Culturas están en exposición todos para verlos, y los miércoles a la noche se pueden escuchar... e incluso interactuar con ellos. Cada instrumento original puede ser mostrado como una instalación susceptible de ser intervenida por el público.


“Cuando están conectados, es impresionante. A todos les hice un sistema de microfoneo que pasa por una computadora, con efectos y todo”, detalla.
Clark no tiene un instrumento preferido, porque a cada uno le encuentra algo especial. Igual, haciendo un esfuerzo, se decide: “El que empezó a sonar muy personal es el amortiguófono, construido con una llanta de auto vieja a la que le cuelgan amortiguadores y una parte de un radiador. No puede ser que suene de esa manera”. Igual aclara que cada uno tiene lo suyo, y se desvive por describir otro construido con una pantalla de aluminio vieja y una bombita de 110. “Cuando se le rompe un filamento, produce una nota. Son como juguetes”.
La juguetería
En un principio, la Orquesta de objetos tuvo otro nombre de entrecasa que le pusieron los amigos músicos que se reunían con Diego: “La juguetería de Clark”.
“Llegan y se quieren poner a jugar. Pero elegimos el otro nombre que es más acorde a largo plazo. Igual nos sentimos como en un parque de diversiones sonoro”.
Los objetos son muy llamativos desde lo visual y lo sonoro, y el músico asegura que la gente que sale de ver la muestra y de escucharlos empieza rápidamente a entender.
El origen del proyecto tiene años, y una acumulación desmedida en su propia casa (“el living era casi un museo”, dice) de objetos, que son de todo tipo pero no están elegidos al azar. “No fui a una chacarita a comprar todo, sino que cada uno tiene una historia detrás. Cosas que fui encontrando yo, o las llevaban mis amigos. Hay un instrumento hecho con sierras de corte en desuso de mi suegro, que he ido juntando durante el tiempo y una vez que tuve varias lo armé”, dice.
La dificultad del traslado de los instrumentos (Diego vive en Capilla del Monte) se simplificó al instalarse por una temporada en Cocina (hasta ahora es hasta fines de abril, pero podría continuar), y su idea es buscar nuevos lugares para seguir girando.
Interacciones
La exposición de la semana y las presentaciones de los miércoles ya están instaladas desde marzo, y han generado variadas respuestas de la gente en este ensayo abierto. “Hasta ahora, la gente mira los instrumentos. Algunos no los tocan porque puse un cartel de que se pueden dañar, el objeto o la persona. Pero de a poco la gente empieza a preguntar cómo se armó, y después se animan, como una cosa íntima al final, a tocarlos”.
A Diego, que es docente, le encantaría que su proyecto sea visto por chicos de escuelas, pero todavía no han encontrado el modo de hacer circular la idea a los estudiantes.
Con fin didáctico, Clark pone a cada objeto un estetoscopio: “Cuando te lo ponés, es como si te metieras adentro. Entonces es posible experimentar de un modo diferente”. Casi todos los instrumentos creados en la juguetería de Clark son de percusión, pero muy melódicos.
En paralelo, Diego Clark tiene su grupo de música más tradicional, prácticamente con los mismos integrantes de la Orquesta. Por ahora, no piensa integrar sus dos proyectos, pero sí quiere invitar a la Orquesta de Objetos a contrabajistas, saxofonistas y otros músicos cordobeses. “Por el momento estamos convocando a invitados, cada vez que vamos tocando”, asegura, y aclara que sus objetos “tienen una cuestión muy fuerte desde la tonalidad, y el tema que toquen los invitados tiene que estar en esa tonalidad”.
Para este miércoles esperan al DJ Fede Flores, y Diego muestra gran expectativa por la reunión ya que su proyecto de base “se puede sumar a cualquier otra cosa. Tiene una personalidad muy fuerte”.
De cal y de arena
Volviendo a los orígenes del proyecto, Diego Clark destaca que nació de todos los años en que desarrolló distintos oficios para subsistir.
“He venido aprendiendo todo tipo de oficios en mucho tiempo, básicamente por necesidad económica, y aprendí cosas de los distintos rubros –ferretería, albañilería, electricidad, entre otros– que en ese momento no pensé que me iban a servir para construir los objetos. Mirá cómo se dieron las cosas ahora”.
Aunque la mayor parte de los instrumentos se arman con objetos de descarte y le requiere mucho dinero, sí tiene que comprar todo para montarlos técnicamente. Pero lo hace con placer, convencido de que es el inicio de un camino más largo. Las claves las pone de manifiesto Clark en los fundamentos de la Orquesta: “De niño uno está siempre dispuesto al juego, a lo nuevo, a experimentar, a compartir. Todo asombra, todo conmueve. Con el tiempo, la rutina nos pone en automático, y de alguna manera ya no nos damos el tiempo para jugar, para crear, para reír, para disfrutar. La orquesta tiene como misión que todo tu mundo empiece a sonar de otra manera”.
Y finaliza: “Con creatividad, seguro el observador/escuchador podrá diseñar su propio objeto y reciclar cualquier cosa que se encuentre en su camino... si agudiza su forma de mirar y de oír”. El desafío está planteado.FUENTE: LAVOZ.COM.AR

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